lunes, 1 de agosto de 2016

UN INÉDITO DE AGOSTO


EL VERANO

Hay que hacer un poema,
se echa encima el verano.

Un poema que mezcle
las grietas del asfalto,
los secos puñetazos de la tierra
que trata de salir del ataúd,
los pasos de la gente
fabricada demasiado deprisa
para existir en horas de trabajo
ociosa por las calles
-la mirada perdida,
visibles las puntadas-,
con el olor a flores de aligustre,

olor que arroja niños circunspectos
camino a su primer recado solos,
por culpa del buen tiempo,
en ciudades sin mar.