sábado, 19 de marzo de 2011

EL MAR EN EL BUZÓN


Debajo del otoño tu mismo cuerpo cuenco. Más sereno y más vivo, tu cuerpo terminado. Debajo del abrigo con serpientes sensiblemente exacta voraz la misma piel. Los hombros que no pesan, que han traspasado el mundo, los brazos pornográficos. Forma de mano atenta los mismos pechos pájaro, árboles de gorriones, el mismo movimiento que todo lo sujeta. En pliegues del pañuelo las caricias que abonan el barro de la espalda. Dentro de nuevas botas los mismos infantiles pies eternos pisan nueva hojarasca. Con ganas de correr las mismas piernas, la risa del esfuerzo, el olor a café preso en los pantalones. Y cuando cae la tarde la casa en la bañera. Esta misma costumbre, traída del verano, de caminar desnudos, de merendar desnudos, de contemplarnos mudos. También esta costumbre de comernos a besos, en vez de conversar. El frío que regresa igual de torpe, que se pretende triste, que se asoma al umbral, que nos mira crecer. Que se palpa el gabán buscando un cigarrillo.



2 comentarios:

  1. Recibido el libro, que acabo de leer. Gracias, Ramiro, por tu generosa dedicatoria. Hay imágenes sorprendentes. Te felicito. Abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Querido Ángel;

    una vez más me llena de orgullo tu visita y tus palabras en este blog. Me alegro mucho de que tan pronto hayas recibido, leído y parece que disfrutado el libro.

    Un fuerte abrazo, y gracias por la generosidad!

    ResponderEliminar